Las madres y padres de niños de espíritu libre que hemos desAprendido nuestra antigua forma de educar, tenemos este Manifiesto como referencia.
Estamos de acuerdo con cada uno de estos puntos, y los tenemos presentes en nuestro día a día. Algunos de nosotras/os imprimimos el Manifiesto y lo colgamos en nuestra habitación para tenerlo siempre cerca y presente.
Cerca, para tener claro porqué luchamos cada día, ya que hay días que no son nada fáciles.
Cerca, para recordarnos cuáles son nuestras responsabilidades y compromisos.
Cerca, para volver a él siempre que tenemos tentaciones de tirar la toalla.
Cerca, para no perder de vista cómo será nuestro hijo/a cuando tenga 25 años.
Cerca, para no tener prisa. Y confiar.
Presente, para recordarnos todo lo que hemos desAprendido.
¿Te quieres unir al Manifiesto de desAprendo?
30 puntos que nos recuerdan cómo queremos ser….
1. Nuestro primer deber es “gestionarnos” a nosotros mismos y nuestras emociones. No rehuimos esta responsabilidad.
2. Asumimos que tenemos más obligación de autocontrolarnos que nuestro hijo/a, ya que somos adultos y tenemos competencias y habilidades que él todavía no tiene.
3. Ponemos el foco de mejora en nosotros, antes que en nuestro hijo/a.
4. No buscamos la perfección. Buscamos aprender cada día de nuestros errores, sin drama. Tenemos compasión de nosotros mismos.
5. Cuando las cosas no salen, no nos dejamos dominar por sentimientos de culpa por estar educando mal.
6. Nos olvidamos de cómo imaginamos en su día que sería nuestro hijo. Nos gusta mucho cómo es nuestro hijo/a de espíritu libre, y vemos todo su potencial. Le acompañamos a alcanzarlo.
7. Nunca nos rendimos ni tiramos la toalla “abandonando” a nuestro hijo a su suerte.
8. Sabemos reconocer y celebramos nuestros logros y avances.
9. Perseguimos metas educativas de largo plazo, trabajándolas con experiencias cotidianas.
10. Nos cuidamos reservando tiempo para nosotros, para recargar las pilas. Es un deber, no solo un derecho.
11. Trabajamos nuestra consciencia y presencia en el día a día.
12. Hacemos un esfuerzo por estar contentos y alegres, aunque nuestro hijo no nos ponga fácil en el día a día. Siempre sin victimismos.
13. Tenemos como objetivo fundamental mantener la conexión y salvaguardar la relación con nuestro hijo/a de espíritu libre. No queremos perder nuestra capacidad de influir. Dedicamos tiempo a cuidar nuestra relación.
14. Escuchamos sus sentimientos y emociones sin prisa, y le ayudamos a entenderlas. Tenemos empatía y compasión. Sabemos ver el mundo desde sus ojos porque conocemos y entendemos su temperamento.
15. Le transmitimos nuestros valores para que le sirvan de guía.
16. No ponemos el foco en arreglar el mal comportamiento. No buscamos arreglar a nuestro hijo/a. Nuestro foco está en resolver los problemas que provocan el mal comportamiento.
17. Fijamos límites de manera empática. No somos autoritarios, pero tampoco permisivos o negligentes.
18. No premiamos ni castigamos. Buscamos y fomentamos la autodisciplina.
19. En nuestras familias buscamos soluciones válidas para todos, no culpables.
20. Promovemos un valor en nuestras familias que es no utilizar la agresividad, la violencia o los gritos para conseguir que se haga lo que cada uno de nosotros queremos.
21. No entramos en luchas de poder con nuestro ego por delante. No bajar al ring de boxeo nos hace ganar autoridad.
22. Dialogamos de forma sincera no queriendo tener siempre razón por ser los adultos o por tener más experiencia.
23. No improvisamos en cada situación. Seguimos una estrategia y un plan, y conocemos herramientas que usamos cada día.
24. No nos relacionamos con nuestro hijo desde “señalar el defecto”. Señalamos y valoramos los comportamientos adecuados.
25. «Acompañamos» lo mejor que podemos a nuestro hijo/a en sus explosiones con las única prioridad de que vuelva cuanto antes a la calma, y muy atentos a no dejarnos arrastrar.
26. Escuchamos honestamente las preocupaciones, preferencias o puntos de vista de nuestros hijos para buscar soluciones a los problemas que sean satisfactorias para todos. Para ellos y para nosotros.
27. Estamos dispuestos a ceder “poder” a nuestro hijo. Queremos en cada etapa de su infancia irle dejando experimentar y conocer el mundo, respetando sus ritmos. Él es el protagonismo de su futuro, y el que tiene que ir eligiendo el camino. Nosotros acompañamos para darle SOLO el apoyo que necesita. No sobreprotegemos.
28. No dejamos de educar de la forma en la que creemos mejor, simplemente por lo que puedan pensar los demás. Hemos aprendido a «protegernos» de los juicios de otros. Ya no nos sentimos culpables.
29. Confiamos en nuestro hijo/a de espíritu libre y en su potencial, y así se lo transmitimos.
30. No perdemos de vista lo importante que es que disfrutemos y seamos felices durante esta etapa tan corta que es la de educar.
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¡Gracias por ayudarme a que más padres conozcan desAprendo!
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Foto de Juliane Liebermann en Unsplash
Adela dice
Hola ! soy madre de 3 niños,
Mi niño de espíritu libre, es mi miércoles , (el del medio) y encima el mas parecido a mi en Carácter …. te puede imaginar la bomba , jajaj
Muchísimas gracias por este maravilloso y duro manifiesto …
Lo intentaré ! Y lo conseguiré ! Mi niño se lo merece 😍
Valle dice
Muchas gracias por compartir este manifiesto tan bien estructurado, intentamos seguirlo lo mejor posible… y funciona!!!
Eso si, hay que estar siempre pendientes y cuando bajamos la guardia volvemos a lo aprendido, pero ya sabemos cómo volver al buen camino 🙂